reviviendo PIRIAPOLIS

¿Qué veo en Piriápolis? muchas cosas, pero todo ronda en lo mismo en los contrastes, escala micro y macro, cerca y lejos. Todo denotaba una ciudad construida con una lógica de puntos a destacar con una trama que los conecta, pero ciertas variables fueron haciendo que en el paso del tiempo comenzaran a aparecer construcciones no previstas acrecentándose hasta hoy.

“Hace un año toda esta cuadra estaba vacía” comentó un señor que hacia diez años vivía cerca de la cañada en frente a un asentamiento irregular. Lo nuevo y lo viejo, lo que fue pensado y lo que fue apropiado como consecuencia del contexto social, económico e histórico; una parte de la ciudad que está pero que no quiere ser vista por muchos.

Parada en una cima donde se juntan las calles Juncal y Atanasio Sierra, veo que hacia el sur esta el cerro San Antonio, se conecta con una calle de bitumen que continúa y cruza Juncal en un camino de balastro; al oeste una gran bajada y una casa deteriorada que hace de punto de unión de las calles, como única construcción en la esquina, punto que contrasta en la cima, con el Argentino Hotel en un bajo, que desde mi posición quedan casi a la misma altura pero que denota una diferencia, salta un contraste imposible de no ver; un poco mas al norte a lo lejos el cerro Pan de Azúcar marcando su presencia; y al este nace el cerro del toro con dos o tres casas en su base, un bosque que ha sido talado, un camino de pedregullo erosionado por el agua, resto de fogones y deshechos. Cuadras casi vacías de no ser por alguna casa, y algún vecino que pasaba por ahí, se escucha un ruido que perturba el sonido de la tranquilidad, un aserradero a unas cuadras.

Camino y empiezo a notar un cambio importante, los espacios verdes son más cuidados, las casas son de un nivel socio-económico más alto, el barrio se comienza a conformar de otra manera, tan lejos y tan cerca. Tiempo, espacio, sociedad, economía, factores que varían de una casa a otra, en unas pocas cuadras progresivamente y a la distancia.

gabi